viernes, 6 de marzo de 2015

Simplicio y Salviati

El lamento de un matemático es un pequeño artículo de apenas treinta hojas extraño y sorprendente. Sorprendente por que inicialmente Paul Lockhart no lo publicó, pero rápidamente se extendió entre el mundo de los profesores de matemáticas, alguien cuestionaba la forma de enseñar matemáticas en los primeros cursos del sistema educativo, es más, predicó con el ejemplo y dejó la enseñanza universitaria y desde el año 2000 es profesor de matemáticas en la Saint Ann’s School en Brooklyn, Nueva York, donde da clases a alumnos de secundaria subvirtiendo el orden establecido, según sus palabras.

El artículo es una crítica radical y profunda a los contenidos de matemáticas que se enseñan y a la forma de enseñarlos en la educación primaria y secundaria. Ya han pasado bastante años desde su creación y posterior publicación, pero creo que es un buen inicio para mi reflexión.

Lockhart escribe que las matemáticas que estamos enseñando no son las que necesitan los ciudadanos del siglo XXI y que urge un cambio radical no sólo en la forma de enseñar matemáticas sino también en las matemáticas que se enseñan.

A lo largo del artículo aparecen conversaciones entre dos personajes que Lockhart ha inventado: Simplicio y Salviati. Especialmente me gusta éste:

Simplicio: ¿Pero no necesitan los niños de tercero de primaria saber hacer aritmética?
Salviati: ¿por qué? ¿Quieres enseñarles a calcular 427 mas 398? Es simplemente una pregunta que no están haciéndose muchos niños de ocho años. De hecho, la mayoría de los adultos no entienden del todo la aritmética con decimales, ¿y esperas que los niños de tercero tengan una concepción clara? ¿O no te importa si lo entienden? Simplemente es demasiado temprano para ese tipo de enseñanza técnica. Por supuesto que se puede hacer, pero creo que al final hace mas daño que bien. Es mucho mejor esperar hasta que sus propias curiosidades naturales sobre números entren en escena.
Simplicio: Entonces, ¿qué deberíamos hacer con los niños pequeños en las clases de matemáticas?
Salviati: ¡Jugar a juegos! Enséñales a jugar al ajedrez y al Go, a Hex y a Backgammon, a Brotes y a Nim, lo que sea. Invéntate un juego. Haz rompecabezas. Expónles a situaciones donde se necesite razonamiento deductivo. No te preocupes por la notación y la técnica, ayúdales a convertirse en pensadores matemáticos activos y creativos.
Simplicio: Parece que correríamos un gran riesgo ¿qué pasa si desenfatizamos la aritmética tanto que nuestros alumnos acaban sin saber como sumar o restar?
Salviati: Creo que el riesgo esta en crear colegios carentes de expresión creativa de ningún tipo, donde la función de los alumnos es memorizar fechas, formulas y listas de vocabulario, y después regurgitarlas en los exámenes —«¡Preparando hoy la mano de obra de mañana!»
Simplicio: Pero seguro que hay una serie de hechos matemáticos que una persona educada tendría que saber.
Salviati: ¡Sí, de los cuales el más importante es que las matemáticas son una forma de arte hecha por los seres humanos por placer!

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